Mejorar nuestro mundo está en nuestras manos, pero nos paraliza la magnitud de los problemas de nuestro mundo. Podemos sentirnos impotentes para hacer frente a la pobreza, la desigualdad económica, y otros muchos problemas a los que nos enfrentamos como sociedad. La desesperanza puede desalentar a las personas de tomar medidas o involucrarse.
Antes de ponernos en acción debemos entender los problemas a los que nos enfrentamos, de donde venimos como sociedad y hacia donde deberíamos ir. También debemos analizar los retos a los que nos enfrentamos y conocer como los estamos superando y que herramientas tenemos para acelerar el proceso y resolverlos.
Los retos, son enormes pero también lo es nuestra capacidad de influir y actuar. Con un plan viable y sabiendo que somo muchos los que trabajamos en conjunto tendremos la esperanza y fuerza de ponernos en acción.